En esta obra de referencia, convertida ya en clásica, la profesora Marija Gimbutas reunió las fuentes arqueológicas que le permitieron hablar de una cultura matrifocal y probablemente matrilineal, agrícola y sedentaria, en la Vieja Europa (7000-3500 a. C.). El estudio de las imágenes míticas, de sus signos y símbolos, muestra una persistencia del culto a la diosa.