Este es un artefacto narrativo por completo en clave de desbarre y tarantela de máscaras y guiñoles. Su música de fondo es el atronador silencio del miedo y su perjumen, el tufo de la muerte y la cainina que le sigue y precede.
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Braoum! Vraoum!
¡Es la liquidación total por derribo! ¿Les suena? ¿No? Pues debería porque en tiempo de desbarrancadero y derribo estamos y a poco que pongan la oreja, ese de las explosiones, de los disparos de las armas ligeras, de los estampidos de los cañones, es el ruido de fondo de nuestra época, su estruendosa música ambiental, dirigida por una banda de locos.