El terror sobrenatural e inexplicable se cruza con terrores cotidianos y mínimos, a veces imperceptibles, en este poemario perturbador que deslumbra por sus imágenes tan nítidas como siniestras, y cuyas brevísimas historias que cada poema encierra sobrepasan de largo el humor negro. Una incursión en lo macabro, en nuestras zonas oscuras que Angélica Liddell logra iluminar con la luz agitada de una vela. Poesía y ficción a vida y muerte.«Durante dos años solo he tenido valor para leer historias macabras». Angélica Liddell