Todos podemos ser el demonio del otro. Todos podemos ser el sacrificio humano de ese otro. María Fernanda Ampuero nos empuja magistralmente a un universo húmedo, podrido y hostil donde la violencia marca la narrativa de nuestras vidas. En ese mundo se yergue una bestia de muchas cabezas que aterroriza y muerde a los sacrificables en aras del silencio, de la desigualdad, del odio, del abuso, de la muerte.