Una impactante historia de poder, secretos y crueldad, dirigida desde los niveles más altos del Vaticano, que apartó a miles de niños de sus madres. Hay una crueldad impactante en imaginar a una embarazada que teje calcetines para el bebé que le arrebatarán de los brazos en cuanto nazca. Era una imagen habitual, sin embargo, en los orfanatos desde los que la Iglesia puso en marcha un auténtico negocio de adopciones que, entre los años cincuenta y setenta del siglo pasado, llevó a muchas madres a no volver a saber nada de aquellos hijos a los que tuvieron que renunciar. Maria Laurino recupera aquí testimonios y, con una documentación impecable, considera la intersección entre el catolicismo, las mujeres, el sexo y el pecado, y sobre cómo moldea la vida privada. Un relato conmovedor y brillante sobre la tenacidad de las personas al buscar sus orígenes y tratar de responder a aquellas preguntas que han estado largo tiempo enterradas.