Chesterton retrató al Padre Brown como un personaje resabiado, de aspecto y trato corrientes, muy lejos del porte aristocrático de un Sherlock Holmes. Al final, sin embargo, da lecciones con una humildad insoportable a todos los que le rodean, ya sea la policía inglesa o las autoridades locales, y, para colmo, en nombre de la razón y de la lógica, a pesar de que casi siempre la explicación inicial del misterio sea de tipo demoníaco o mágico. El secreto del padre Brown, cuarto título de los cinco que pertenecen a la serie completa del padre Brown, reúne los siguientes casos: El espejo del magistrado, El hombre de las dos barbas, La canción del pez volador, El actor y su coartada, La desaparición de Vaudrey, El peor crímen del mundo, La luna roja de Meru, El aflicción del marqués de Marne y El secreto de Flambeau.