Con el estallido de la Guerra Civil en 1939, todo cambió para Jimena y para Barcelona, la ciudad en la que hasta entonces había transcurrido plácidamente su vida. La incertidumbre invade las conversaciones, el temor las casas, y las amistades se fracturan. Decide tomar partido. ¿Qué puede hacer ella ante la amenaza fascista? Enseñar a niñas y niños huidos del frente, cuidar a los heridos en los hospitales, organizar la ayuda extranjera o afiliarse a las Juventudes Socialistas Unificadas. Pero será inútil, y el día antes de que las tropas franquistas entren en Barcelona saldrá rumbo al exilio: primero Cuba, después México y Estados Unidos. Igual que la República Española, Jimena se va quedando sola. En primer lugar, la separación obligada de su país y de los suyos; a continuación, el coste de la lealtad a sus ideas; y finalmente la caída en un pozo oscuro de difícil salida. En el mundo sin recuerdos de quienes han sido más heridos encuentra algún consuelo hasta que, sin saber cómo, recorre las calles de otra ciudad que quizá conduzcan a la esperanza.