La Isla del Gavilán cuenta la historia de una comarca situada al norte de la provincia de Córdoba, Los Pedroches, donde las Tierras del Granito conviven hoy en perfecta armonía con las Tierras de las Pizarras. En ella se muestra la épica, el heroísmo de unos campesinos que, a fuerza de brazos, azada y brega, consiguieron poner en cultivo la sombría y misteriosa dehesa de La Concordia. Labraron así sus propias haciendas, lejos ya del eterno vasallaje ente los propietarios: lucha, sacrificio y, a la vez, servidumbre, atadura, esclavos siempre del campo. Se mezclan en el relato tiempos primigenios, épocas medievales, territorios imaginados dentro de un espacio real y una actualidad heredera de ese universo que, en muchos lugares, camina hacia la destrucción: el avance imparable del matorral y la jara, la ruina del suelo y los pueblos vacíos. El Tiempo y la Historia son circulares: la novela nos invita a hacer un viaje que empieza donde termina: hay un paisaje desolado, casi fantasmal. Lo que tocamos y vemos desemboca en lo apocalíptico y los símbolos: la zarza y el madroño, la falta de agua, la brutalidad y el