Momentos estelares de la humanidad nos invita a ser espectadores, de esos instantes dramáticamente cargados, donde, en un breve intervalo de tiempo escogido por el autor, a lo largo de distintos siglos o milenios, asistimos al nacimiento de un nuevo ritmo histórico, un impás en el devenir de la humanidad. En una actualidad marcada por el fl ujo monótono de los acontecimientos, podemos disfrutar en cada uno de estos momentos estelares de la mayor virtud del autor como escritor e historiador: su instinto infalible para conjugar los umbrales psicológico e histórico, localizar ese justo punto de umbral, el instante crítico que termina desanudando las tensiones de una época.
Con la clara influencia de los grandes clásicos griegos y latinos, la selección y combinación de materiales, de explicaciones, el trabajo de orfebre de Zweig en esta obra se acompaña de un trabajo narrativo que pretende seducir y elevar al lector hacia una perspectiva donde la trágica dignidad del hecho humano merece todo nuestro respeto y empatía. No tan interesado en registrar «lo que verdaderamente fue «como por lo grande que una vez existió», la prosa de Zweig busca condensar los hechos, subrayar el breve magnetismo de un gesto, el resplandor de una acción y los ensalza con la potencia de un estilo y una sutileza psicológica extraordinarias. Una gran obra en la que Zweig escribe como un educador que entiende que la historia es básicamente un relato, que debe conmover a todo tipo de lector para extraer lo mejor de sus disposiciones. Se ha dicho, y con razón, que Zweig busca casi siempre en sus obras instruir deleitando y deleitar instruyendo.