De tanto vivir en las afueras al final son las afueras las que habitan en una. Esto es lo que piensa Carla, la protagonista de la novela. Hace tiempo que ha dejado atrás el barrio, pero lo que no puede dejar atrás es una sutil sensación de incomodidad, de no pertenencia, de exclusión. Sin retrato social ni costumbrismo de periferia, No con un estallido narra la experiencia desarraigada de Carla, la forma en la que su desclasamiento la enfrenta de nuevo al origen. Carla va del rechazo al barrio a la culpa por renegar de él, del deseo de distinción a la vergüenza de someterse al gusto de una clase dominante. A partir de la historia de Carla, la novela entrelaza historias y temporalidades, desde los años 60 hasta el 2017. Se van sumando situaciones y voces, porque el narrador lo registra todo: la intimidad de un personaje, el discurso de un político, publicidad, noticias, canciones. Se asiste así a las complejas dinámicas de la estructura global, una estructura que se desplaza y confirma, de la que parece imposible salir. Pero a veces hay brechas, desestabilizaciones, esperanzas. Siete décadas de la soc