Óscar utiliza el metro de la ciudad a menudo y hace meses que coincide con una chica que siempre está dibujando en un cuaderno amarillo. Le intriga el cuaderno, sus ojos, cómo sujeta el lápiz y lo que siente él cada vez que se cruzan sin decirse nada.
Valentina viaja de vez en cuando en metro y siempre dibuja a la gente que le gusta y cuyas historias querría conocer y dibujar enteras. Ha dibujado a multitud de desconocidos, pero hay uno que es especial para ella, un chico al que ella llama el chico de las gafas.
El chico de las gafas y la chica del cuaderno amarillo no lo saben, pero en realidad tienen pocas posibilidades de conocerse. y, sin embargo, los dos sienten que les une un hilo invisible. Si Óscar decide seguir el consejo de sus dos mejores amigos, quizá su vida se acerque más a la de Valentina, o quizá no. Si Valentina se arriesga a apuntarse a ese curso de ilustración, su camino probablemente se aleje otra vez del de Óscar, o tal vez no.
Las posibilidades son infinitas y la estadística nunca ha jugado a favor del amor, pero el día que Valentina se deja el cuaderno en el metro, la posibilidad de que todo salga bien empieza a existir.
El resto depende de ellos.